La Florita es una auténtica y sencilla casa de campo construída a fines del siglo XIX, poco tiempo después de la creación del ferrocarril, cuyas vías se encuentran paralelas al camino de tierra que da acceso al establecimiento.
Su ubicación es privilegiada y de fácil acceso ya que se encuentra a solo 4 kilómetros del casco histórico de la ciudad y cuenta con una entrada alternativa para los días de lluvia.
Su amplio y verde paisaje y los animales que allí habitan (caballos, vacas, terneros, gallinas, ovejas), son algunos de sus atractivos.
La Florita se destaca por trabajar con grupos reducidos, lo que permite brindar a sus visitantes una atención sumamente personalizada en un ambiente familiar y de plena tranquilidad.